Ya avisé de que no sería constante en esto del blog y así ha sido. Hace casi un año que lo abrí y no he posteado más que el mensaje inaugural. No puedo negar mi natural tendencia a la vagancia, pero la verdad es que no he estado sobrada de tiempo en estos meses. Escribir he escrito mucho, muchísimo, pero en otro contexto y más por obligación que por afición.
Ahora que ha llegado el verano y he disfrutado de unas merecidas vacaciones, he sentido el gusanillo de desvariar un poco en este rinconcito del ciberespacio. No sé a quién van dirigidas estas líneas, pero creo firmemente que las novelas, canciones, poemas y noticias tienen un destinatario claro, aunque la mayoría de las veces el propio autor no sepa su identidad.
No me puedo quejar, el descanso (por llamarlo de alguna manera, porque relax ha habido poco en estas tres semanas) me ha sentado de fábula y he retomado el trabajo con ánimos renovados. A ver lo que dura. Por delante me queda un verano que se antoja divertido, pero demasiado parecido a otros. En este punto de mi vida, echo de menos un poco de improvisación. Si bien nunca he sido muy amiga de las sorpresas, ahora me encantaría que la rutina no me atrapase con tanta facilidad.
Estos días me ha dado por pensar mucho, algo que no es necesariamente bueno. En el horizonte se avecinan cambios, o eso espero. Cambio de trabajo o mejora de condiciones laborales, independencia, gente nueva en mi vida, experiencias desconocidas. Afortunadamente, tengo buena gente a mi alrededor, aunque cada uno está un poco en su burbuja. Así es la vida. Mi compañera de excesos en los últimos tiempos ha sentado la cabeza, cada vez es más difícil ser una crápula profesional. Menos mal que vivo en la mejor ciudad para ser una bala perdida.
Madrid - Pajaro Sunrise
Hace 1 día
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