Oteando el horizonte. Ganas de volar y, así, escapar de la rutina. Mal llamado tiempo de relax porque estará lleno de actividad, vuelos y música. La certeza de sufrir afonía durante varios días, llorar de risa y de emoción, desgastar la cámara de fotos y traerme muchos recuerdos imborrables en el bolsillo. Y una esperanza, que el calendario se ponga de mi parte y pueda saborear las canciones de Chaouen. Qué bien sienta tener este pensamiento sobrevolando mi cabeza, qué saludables las ganas de saltar como si tuviera cinco años. Una mezcla de aguas: Cantábrico, Mediterráneo y Atlántico. El olor a salitre me persigue. "Desde aquí se puede cambiar el rumbo. Si tú me dejas, si me das tiempo". La marea trae a mi memoria un trocito del universo de Medem. Ese farero que escribe cuentos llenos de ventajas. Encuentro un agujero. Y me dejo caer en su inmensidad.
¿Puede el corazón no encogerse al escuchar "Comer acero"? Qué grandes, los dos.
María La Portuguesa - Marazu
Hace 23 horas
2 comentarios:
Demsiado relax, mis montañas siembre estan llenas de vientos y lluvia, no de olor salitre...
Saludos
En las montañas siempre hay refugios donde guarecerse. No huele a salitre, pero sí a hierba y ya sabes lo que decía Serrat :)
1 abrazo
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