En estos días raros, quizás ya meses, presente y pasado se confunden continuamente. Y, de repente, siento ganas de escuchar canciones antiguas que fueron banda sonora de otros momentos de mi vida. Y aparece ésta. Ahora que se acerca el cambio de dígito, recuerdo que en mi 15º cumpleaños me regalaron un disco en directo de Los Suaves que devoré de inmediato y durante mucho tiempo. Un buen día, lo busqué en mi habitación y ya no estaba. Años después, cuando ya lo había dado por perdido, apareció en el fondo de un armario del salón. Nunca supe cómo había llegado allí, pero me emocionó recuperar ese disco.
Verano del 96, inolvidable. Al igual que el del 97, también con Los Suaves, esta vez en concierto, poniéndole música a mi historia. Primavera del 2008, aquí siguen. Han pasado 12 años, pero algunas cosas nunca cambian.
Café en Pomona - The New Raemon & McEnroe
Hace 1 día
2 comentarios:
Me ha parecido preciosa tu forma de explicar el sentimiento provocado por esta canción, a mi me sigue acompañando casi a diario,no puedo explicar por que cada vez que pongo un disco de Los Suaves (cada día)el vello de mis brazos no baja!y sabes? me encanta que alguien pueda llegar a transmitirme tanto,hace 17 años que soy fan de Los Suaves y me da miedo pensar el día que no estén en un escenario, aunque me consuelo sabiendo que siempre estarán dentro muy dentro, akí en mi corazón y me acompañarán el resto de mi vida aunque no sea en directo. Siempre Suaves.
Gracias por tus palabras. Los Suaves serán siempre grandes, pase lo que pase.
Un abrazo.
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