miércoles, abril 23, 2008

Víctor Jara- Te recuerdo, Amanda

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se prcipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señarlas con el dedo.

Gabriel García Márquez- Cien años de soledad (1967)


Los libros son el mejor vehículo para viajar, sobre todo en el tiempo. Los hay incluso que tienen magia, tal vez influidos por ese realismo mágico que nos ha dejado obras maestras que llenan de ilusión los días. Y esa peculiaridad la he comprobado hoy al abrir "Cien años de soledad". No sólo me transportaron varios años atrás las palabras de García Márquez, al momento en el que descubrí uno de mis libros favoritos, sino lo que me encontré entre las páginas. El viejo volumen, propiedad de mi abuela, contenía tres quinielas fechadas el 10 de abril de 1983, aquellas tan grandes, con papel de calco y con una lista de 14 equipos en la que figuran varios que, hoy en día, están en segunda e, incluso, en categorías inferiores.

La segunda sorpresa vino de la mano de un recibo que no tengo muy claro a qué corresponde y que mi abuela firmó el 3 de noviembre de 1975. Seguro que ni imaginaba el alegrón que se iba a llevar 17 días más tarde de estampar su rúbrica en ese papel. Así, los libros, que tienen vida propia, son testigos de nuestros años y de los cambios del mundo. Y basta con abrir sus tapas para mirar al pasado, reflexionar el presente y otear el futuro. No le he devuelto el libro a mi abuela, pero seguro que me lo perdona. Las abuelas siempre lo hacen.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de mis canciones preferidas...me flipa. Ya he estado en el Matadero, hasta salgo en una foto (tomada a traición, ya que a ciertas horas...), buen bar para acabar la noche, evitando siempre,siempre el fomento. Feliz día del libro, aunque ya sea un poquito tarde.

Nimloth dijo...

Lo de las fotos no sé yo si es buena idea porque son testimonios gráficos de momentos que, quizá, preferiríamos no recordar con tanta claridad. Me alegro de que te haya gustado y recuerda: la cerveza es tu amiga en ese bar (garrafón malo malo):)

Anónimo dijo...

Me ha dado un sobresalto, vólver a oir esta canción, del inolvidable Victor Jara, me trae recuerdos y emociones. Era tan jovén! y tan idealista. Me gusta lo que pones, te enlacé desde "Mi canción de hoy" (me descubrió a Chauen), y contigo he descubierto a Andres Suarez y Rafa Pons.Gracias.